Chile da un giro: Kast, Israel y América Latina

Chile da un giro político con la elección de José Antonio Kast, marcando un cambio en las relaciones con Israel y reflejando un nuevo realineamiento político en América Latina.

Moshe Pitchon

12/19/20255 min read

My post content

La elección de José Antonio Kast en Chile marca un giro decisivo en las relaciones del país con Israel y señala un realineamiento político más amplio que se está desarrollando en toda América Latina. Tras varios años en los que la política exterior chilena estuvo moldeada por el activismo ideológico y la confrontación pública con Israel, la nueva presidencia apunta hacia un enfoque más pragmático y alineado en términos civilizatorios, con implicaciones que van mucho más allá de Santiago.

La importancia de este cambio se vuelve más clara cuando se lo contrasta con el historial del presidente saliente, Gabriel Boric. Desde el inicio de su mandato, Boric colocó a Chile a la vanguardia de la postura más confrontacional de América Latina hacia Israel, integrando la política exterior en un marco moralizado y basado en identidades que resonó fuertemente con movimientos activistas transnacionales.

Un giro regional en América Latina

El 8 de noviembre, Rodrigo Paz Pereira asumió la presidencia de Bolivia, un acontecimiento de inmediata relevancia para Israel. Un mes después, el canciller boliviano, Fernando Aramayo, se reunió con su homólogo israelí, Gideon Sa’ar, en Washington, donde ambos firmaron una declaración para restablecer las relaciones bilaterales. Bolivia había sido uno de los primeros países en romper relaciones con Israel tras la guerra entre Israel y Hamás en Gaza dos años antes. Su reversión no fue meramente simbólica: reflejó una recalibración más amplia en curso en la región.

Esta recalibración ganó mayor impulso el domingo pasado, cuando Chile eligió a José Antonio Kast como su próximo presidente, en reemplazo de Gabriel Boric. La presidencia de Boric, iniciada en marzo de 2022, marcó uno de los períodos más abiertamente adversariales en las relaciones entre Chile e Israel.

Las relaciones Chile–Israel bajo Gabriel Boric

Boric comenzó su presidencia en marzo de 2022 declinando recibir al recién nombrado embajador de Israel. Posteriormente utilizó la Asamblea General de las Naciones Unidas para pedir que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, enfrentara procedimientos ante la Corte Internacional de Justicia, y apoyó el caso presentado por Sudáfrica contra Israel en La Haya. Más tarde retiró al embajador chileno en Israel y profundizó su postura pro-palestina al retirar a los agregados militares de Chile del país, medidas ampliamente interpretadas como una degradación diplomática motivada por alineamientos ideológicos más que por necesidades estratégicas.

El factor palestino en la política chilena

La demografía interna de Chile ayuda a explicar el contexto político de estas decisiones.

El país alberga la segunda mayor población palestina del mundo fuera de Medio Oriente, y la mayor fuera del mundo árabe. Los palestinos —en su mayoría cristianos— comenzaron a llegar a Chile a fines del siglo XIX, huyendo de la persecución bajo el Imperio Otomano. Su presencia se integró tan profundamente en la sociedad chilena que surgió un dicho popular: “En cada pueblo chico hay un cura, un carabinero y un palestino”.

Hoy, aproximadamente el 10 % de los miembros del Congreso Nacional de Chile son de origen palestino, cerca de cuatro veces su proporción en la población general. Club Deportivo Palestino, uno de los principales equipos de fútbol del país, está patrocinado por el Banco de Palestina, con sede en Dubái. La Federación Palestina de Chile ha hecho lobby abiertamente para la ruptura total de relaciones diplomáticas con Israel.

En este contexto, la pequeña comunidad judía de Chile —unas 16.000 personas— experimentó una creciente inquietud durante la presidencia de Boric. Con una población palestina estimada entre 300.000 y 500.000 personas, y un gobierno alineado con administraciones latinoamericanas de izquierda abiertamente críticas de Israel, muchos judíos chilenos vivieron una sensación de aislamiento político y vulnerabilidad.

La posición de Kast sobre Israel y el terrorismo

Tras la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre de 2023, Kast publicó en X:

Estas posiciones no fueron marginales en el resultado electoral. Kast obtuvo el 58,16 % de los votos —7,2 millones de sufragios— convirtiéndose en el presidente más votado en la historia de Chile. Su rival comunista recibió 5,2 millones de votos. La diferencia reflejó no solo el descontento con la gestión interna de Boric, sino también un rechazo más amplio al marco ideológico desde el cual se había conducido la política chilena.

Kast ha sido ampliamente calificado como un “caudillo de ultraderecha”, un término que refleja tanto su estilo populista como las ansiedades que despierta entre las élites progresistas chilenas. Sin embargo, su cosmovisión se describe con mayor precisión como un conservadurismo civilizatorio. Enmarca al judaísmo principalmente desde una perspectiva moral judeocristiana, enfatizando valores compartidos, continuidad histórica y orden social. Su apoyo a las preocupaciones de seguridad de Israel se superpone con corrientes del sionismo religioso y del conservadurismo de la diáspora, más que con el etnonacionalismo o la política racial.

“El grupo terrorista Hamás celebra la decisión del presidente Boric. Una nueva vergüenza para el país. Tenemos un presidente que indulta a criminales y terroristas, y ahora es elogiado por organizaciones terroristas internacionales.”
— José Antonio Kast, noviembre de 2023

“Los ataques terroristas contra Israel merecen nuestra condena completa e inequívoca. Ninguna causa justifica estos crímenes brutales.”
— José Antonio Kast, 7 de octubre de 2023

Cuando Kast asuma el cargo en marzo, Chile se unirá formalmente a un bloque creciente de gobiernos latinoamericanos de derecha, una tendencia que se ha acelerado en 2025 y que coincide con el regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. En toda la región, los electorados parecen cada vez más escépticos frente al grandilocuente moralismo de izquierda en el exterior combinado con una mala gestión económica en el plano interno.

El presidente argentino Javier Milei reaccionó rápidamente a la victoria de Kast, escribiendo: “Enorme alegría por el aplastante triunfo de mi amigo José Antonio Kast en las elecciones presidenciales de Chile”. Milei describió el resultado como “un paso más de nuestra región en defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada”, y agregó que ambos gobiernos trabajarán juntos “para que América abrace las ideas de la libertad y podamos liberarnos del yugo opresor del socialismo del Siglo XXI”. Concluyó, fiel a su estilo, con su consigna habitual: “¡Viva la libertad, carajo!”.

El giro político de Chile no es solo un acontecimiento bilateral que afecta las relaciones con Israel. Refleja una reevaluación más amplia en marcha en América Latina, en la que una política exterior impulsada por el señalamiento ideológico y el activismo transnacional está encontrando una creciente resistencia electoral. Si este cambio será duradero o cíclico aún está por verse. Pero la elección chilena sugiere que, al menos por ahora, la diplomacia moralizada tiene un costo político, y que la alineación civilizatoria y el realismo estratégico están reingresando al vocabulario político de la región.

Un mes después, criticó duramente la decisión de Boric de retirar al embajador chileno en Israel, escribiendo:

Por qué importa el giro chileno

El rabino Moshe Pitchon sirvió como rabino en Chile durante los últimos días del gobierno de Salvador Allende y los primeros años de la era Pinochet. Es autor de Something New is Happening: The Life and Times of Naftali Bennett y The Maccabean Playbook: Then and Now.